miércoles, 17 de octubre de 2018

Mi experiencia en el #WrimoLDME y 6 Consejos para escribir micro-relatos aprendidos en el #WrimoLDME


El #WrimoLDME es un concurso de micro relatos que se organiza mediante facebook y twitter. Lo debo reconocer, yo no conocía a La maldición del escritor (así se llama la página). Me topé por ella por casualidad, porque una persona que sigo en twitter compartió el anuncio del concurso. Aquello ocurrió en agosto, a pocas semanas de empezar. Me llamó mucho la atención. Era la primera vez que me unía a un grupo medianamente serio de escritores y que participé en un reto tan complicado como lo fue el #WrimoLDME. Me asombró muchísimo la cantidad de participantes que había, con un nivel grandísimo la gran mayoría. Los primeros días se juntaban más de cien relatos. Los últimos días del concurso, sí que es verdad, que se rebajó muchísimo el número de relatos qué leer; quizás por saturación. Conocí a tanta gente interesante que llegué a confundirme  a la hora de felicitar a alguien por su relato. Al final resultaba que el relato lo habían escrito otra persona o que ni siquiera concursaba, estaba de espectador. Me pasó más veces de las que estoy dispuesto a admitir. Eso sí, las risas nadie me las quita. Aunque me confundía con frecuencia y me encontré realmente perdido en más de una ocasión, siempre había alguien dispuesta a echarme una mano o criticar mis relatos. Siempre se ha dicho que la comunidad de twitter, en general, es muy tóxica y repulsiva. Tal vez sea un afortunado, pero todas las personas que he conocido en el #WrimoLDME , ya sean organizadores o participantes, me han parecido majas y simpáticas. Me gustaría hablar más con ellos y conocerlos un poco mejor.
Y es aquí donde reside la magia del #WrimoLDME , en las personas. Participé en el reto, lo voy a reconocer, para ganar promoción para La canción de Azäir. No voy a mentiros. Promoción poca. Si no fuera por todas las personas maravillosas que he conocido y la alegría que transmitían, habría abandonado el reto a los pocos días.
No voy a hablar de la organización del concurso puesto que, como he dicho, al ser la primera vez que entro en un reto de este estilo, soy incapaz de compararlo con otros y evaluarlo. Es posible que haya mejores páginas que ésta y justo, por casualidad, he caído en la más pobre o, al revés, por la misma casualidad, he caído en la página que mejor organiza esta serie de retos. Como es un tema que no tengo forma de saberlo, no quiero entrar a hablar de ello. Lo que sí puedo decir es que a mí me ha gustado mucho. La atención que he recibido y que he visto que otros participantes recibían por medio de los administradores de La maldición del escritor ha sido espectacular. Os doy las gracias por ello, por dedicarle horas y horas a leer y evaluar todos los relatos y, sobre todo, por ofrecer la oportunidad a los escritores (profesionales y amateurs) de que nos conozcamos.
Por último quisiera hablaros de las dificultades que he tenido a la hora escribir los relatos. Estoy acostumbrado a escribir relatos de 2000-4000 palabras. Los micros del reto no podían superar las 150 palabras. Eso norma, para alguien como yo que escribe grandes textos incluso hablando por wasap, resulta horrible. Tuve que hacer un gran esfuerzo por olvidar todo lo que estaba acostumbrado, abrir la mente y experimentar con un tipo de escritura que nunca había tocado. El resultado: los primeros textos fueron patéticos y los últimos algo mejores. Me quedo con la mención de honor que recibí el día 21. Os lo dije, en un relato de la última semana de septiembre.
Tras finalizar el concurso y ver mi mención de honor, se me ocurrió que sería escuchar, no los consejos de alguien que estuviese acostumbrado a escribir micros, sino los de una persona que ha tenido un mes para fracasar, experimentar, mejorar y triunfar. Así que, voy a provechar esta última parte del post para continuar con uno de los apartados de La canción de Azäir que más interesantes me resultan: Consejos para escribir mejor.


 6 Consejos para escribir micro-relatos que aprendí en el #WrimoLDME

1. Cuenta la historia que te gusta: 
A la hora de escribir los primeros relatos del reto, pensé en la historia que podría gustar a quienes me leyeran. No en lo que más me divertía a mí. Me costó horrores adaptarme al formato de 150 palabras (como ya os he adelantado). Los relatos que preparaba, superaban por creces el límite de palabras, los borraba y pensaba en otra historia que pudiera gustar. Tomé como referencia series, películas, libros e, incluso, los relatos de los demás compañeros. La historia final que resultaba era una que no me pertenecía. Yo estaba orgulloso de ella, y lo sigo estando. ¡Logré cumplir con el límite de palabras, qué bien! Pero, algo en mi interior decía que podía estar mejor. Luego de muchos más micros me di cuenta en qué debía mejorar: en la trama de las historias. Debía hacerlas mías y de nadie más.
  
2. Habla de manera habitual
En los primeros relatos, al verme rodeado de escritores muy buenos, quise dar lo mejor de mí. Me expresé de una forma que no era la mía habitual, utilizando palabras más rebuscabas que al leerlas sonaban muy bien. Las colocaba sin sentido. ¡Eh, mirad, uso palabras extrañas, soy especial! Para nada, resultaba muy patético. Los relatos que más me divertí escribiendo y que más gustaron fueron aquellos que escribí con mi voz, con las palabras que conocía. Los relatos en los que no pretendí ser lo que no era.

3. Escribe todo lo que tengas que decir, luego borra lo que sobra
Este truco lo aprendí tarde. Reconozco que todavía me siento reacio al borrar partes de lo que escribo. Es algo que debo intentar corregir. En un micro, donde se debe de cumplir con un límite de palabras, es muy importante seleccionar todo lo que se tiene que decir y, más importante, desechar las frases sobrantes. El truco está en primero escribir el relato sin mirar las palabras. Una vez se tiene, borrar las frases redundantes y descripciones abusivas. ¿A qué llamo descripciones abusivas? Cuando en el relato hablas de unos astronautas en el espacio y describes sus trajes. Con las palabras astronauta y espacio, el lector ya se ha imaginado los trajes espaciales, no es necesario incidir en ellos.

4. Experimenta
Salir de la zona de confort siempre es complicado, pero la recompensa es gigante. Uno de mis relatos favoritos estaba escrito como si fuera un crucigrama. Ganó el premio de su día y el segundo puesto en global.

5. La palabra establecida no es el tema del relato
Otro error de los primeros días. En este reto se establecía una palabra que, por obligación, tenía que utilizar en el relato de cada día. Al principio, pensaba en una historia que girarse en torno a esa palabra. ¡Qué desastre! Tardé en darme cuenta que podía utilizar cada palabra en casi cualquier contexto. Podría hablar de tartas de fresas en un relato cuyo tema principal fuera la necrofilia, por ejemplo. ¿Cómo? Ahí está la tarea del buen escritor. En frío, se me ocurre comparar el color rosa del interior de un cadáver fresco con el color de una tarta de fresa.

6. 150 palabras da para contar más 10 historias
Si se tiene un tema en mente y si se sabe que escribir y qué borrar, 150 palabras son suficientes para contar decenas de historias. Como escritor, no tengo por qué narrar todas esas escenas. Con solo 150 palabras es imposible contar 10 historias, son 15 palabras por trama. Tengo que esforzarme en saber qué contar y qué dejar a la imaginación del lector. Recuerdo un genial micro de terror, conocido de sobra por el folclore popular, que dice así: “El último hombre sobre la tierra estaba sentado solo en una habitación. De repente, tocan a la puerta.” Con 18 palabras y la imaginación del lector, dieron lugar a unamuy buena historia. ¡Imaginaos que se puede hacer con 150! 

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