jueves, 2 de marzo de 2017

8 Consejos para escribir diálogos

Una de mis ideas para dar algo más diversidad al blog es hacer una serie de consejos para escribir. Como comenté hace tiempo; empecé a escribir en foros de rol (sigo escribiendo en ellos) y ha sido en estos sitios donde he podido mejorar en mi escritura y atreverme en hacer algo un poco más serio como es el blog. Empecé sin tener prácticamente sin tener la menor idea de escribir. Sí, siempre me ha gustado leer desde bien pequeño, pero de ahí a escribir bien hay un trecho enorme. Lejos de parecer pretencioso, puedo considerar que, ahora mismo, no escribo nada mal, para ser un simple aficionado. Con todo esto vengo a decir que, sin ser ningún erudito, creo que puedo ser capaz de dar algunos consejos para aquellos que quieran embarcarse en esta aventura que es la escritura. Por lo menos, lo voy a intentar.  Aquí os traigo:

8 consejos para escribir diálogos

1. Construye una voz distinta para cada personaje
Esto es lo más básico a la hora de crear un personaje. No todos hablamos igual, eso es un hecho. Solo hay que echar un vistazo a nuestro día a día. Cada uno de nuestros amigos y amigas habla de forma diferente. Podría apostar y no me equivocaría a que todos tenemos el típico amigo que siempre suelta las mismas frases y los mismos chistes que nunca renueva. Yo soy uno de esos, los que me conocen bien lo saben. Al principio de escribir, usar este truco viene muy bien: Hay que hablar como un personaje que “ya conozcamos”, como ese amigo que siempre dice lo mismo una y otra y otra y otra… vez. También es aconsejable inspirarse mucho en las películas y en los libros y “medio copiar” los personajes que allí se ven. No tengáis miedo a copiar al principio, os prometo que viene muy bien. Después de esto, los personajes originales vendrán solos. Una amiga, que es dibujante profesional, (un abrazo Tsuchi Kuroi) me dijo una vez que antes que dibujar un personaje propio a que calcar el de los demás, después copiar y, finalmente, crear. Por ese orden. Escribir no es tan diferente a la escritura después de todo.


2. Huye de los dialectos como de la peste
Es irónico que yo señale este punto pues es famoso mi personaje Nate Halliman usando en uno de los fragmentos de la historia de Zafira (yentes en el bosque de Hetree). Este kaijin habla en su propio idioma inventado y con un acento que el mismo creo. Pero, creedme, no es fácil hacer eso. Sinceramente, yo mismo, no creo que use bien ese personaje. Ahora explicaré por qué no creo que use bien, pero vayamos por partes.
Un lector convencional le cuesta mucho leer una conversación larga usando un dialecto. Es algo tedioso que ralentiza tanto la lectura como la compresión lectora. En otras palabras: Escribir mal para llamar apropósito es algo molesto a la hora de leer. Muy molesto, en ocasiones.

Un guiño o una gracieta bien usada puede ser muy divertido.  Supongo que la mayoría de vosotros habréis leído el libro titulado: “El nombre del viento”. Si no lo habéis hecho, os lo aconsejo, muy bueno.  Hay una escena que no llega a ser ni el 1% de todo el libro en la cual el protagonista se comunica con un granjero de pueblo con un acento muy marcado y el escritor marca ese acento de una forma excelente en el diálogo. Con Nate Halliman, personaje mío que mencioné antes, quise hacer algo parecido. No lo conseguí. Noté que sus diálogos se hacían pesados y que, a veces, no podía explicar todo lo que quería con sus palabras. Seguiré practicando, por supuesto, la práctica lleva a la perfección. Sin embargo, si se puede huir de las cosas más pesadas, mejor para todos.


3. Ve directo al grano
Este diálogo lo encontré en una página web que hablaba de consejos y la verdad es que es muy buen ejemplo para este caso. Observad:

—Hola
—Por fin… ¿qué tal todo?
—Perdona el retraso, parece que en cuanto caen cuatro gotas la gente se olvida de cómo se conduce.
—Tranquilo, no he llegado hace demasiado. ¿Quieres tomar algo?
—Pues no sé… ¿tú qué estás tomando?
—He pedido una cerveza para entretenerme en lo que miramos lo que tienen.
—Venga, pídeme otra entonces.
—Genial. Toma la carta.
—Muy bien. ¿Alguna recomendación?
—Aquí hacen unas ensaladas muy buenas.
—Uhm… Querías contarme algo sobre Mauricio, ¿no?
—Cierto, casi se me olvidaba. He revisado los últimos expedientes que ha entregado, y no me cuadran las cuentas.

¿Cuántas veces hemos hablado así en el transcurso de nuestras vidas? Damos rodeos y rodeos en lugar de ir directo al grano. A la hora de escribir resulta más adecuado y menos aburrido si nos quitamos toda la paja de encima y llegamos directamente al asunto del tema. En el ejemplo anterior, como habréis visto, la última frase es la verdaderamente importante. Lo demás, podemos obviarlo a la hora de escribir. El diálogo corregido quedaría tal que así:

—He revisado los últimos expedientes que ha entregado Mauricio, y no me cuadran las cuentas.

No hagas perder el tiempo a tu lector y, sobre todo, no le des ninguna oportunidad de hacer click y cerrar tu blog. Si lo atrapas, que no escape.


4. Nunca utilices el diálogo para transmitir información que ya conozcan los personajes
De nuevo, otro ejemplo con lo que lo veremos mejor:

—¿Has sabido algo de Nemesio últimamente? Ya sabes, ese compañero de trabajo nuestro que pidió dos años de excedencia para viajar a Japón e investigar la cultura del país.
—Siempre le interesó mucho todo lo referente a ese lugar, ¿verdad?
—Sí. Ya sabes que el me dejó los primeros mangas que leí… ¡Y mírame ahora!

Nadie habla así en la vida real y tampoco deberían hacerlo nuestros personajes. Esto es algo incorrecto que mucho de nosotros caemos en el rol. Si estoy escribiendo la historia entre dos personajes y los dos conocen sus vidas, no se lo tengo que estar recordando. Haciendo referencia al apartado 3 de este tema: tenemos que ir directos al grano obviando la información innecesaria. Aunque no salgan relatos más cortos, no importa lo corto que sea un relato o una conversación si  está bien hecho. 


5. Muestra lo que está sucediendo
Estoy pesado con los ejemplos:

—Siéntate. Tenemos que hablar.
—¿Hablar? —preguntó Nemesio con desconfianza.
—La empresa no está pasando por sus mejores momentos —explicó el jefe de Nemesio conteniendo sus emociones— y me temo que no podemos seguir contando contigo.
—¿Me despides? —preguntó visiblemente enfadado—. ¿Así de fácil? ¡Yo te ayudé a crear esta empresa! —gritó indignado.

Y ahora éste otro:

—Siéntate. Tenemos que hablar.
—¿Hablar? —preguntó Nemesio congelando su saludo en el aire.
—La empresa no está pasando por sus mejores momentos —explicó el jefe de Nemesio sin alzar la mirada de sus papeles— y me temo que no podemos seguir contando contigo.
—¿Me despides? —exclamó y empujó su silla hacia atrás—. ¿Así de fácil? ¡Yo te ayudé a crear esta empresa! —gritó apoyando las manos en la mesa y acercando su rostro al del jefe.

¿Veis la diferencia? Entono la “mea culpa”. Este es uno de los puntos en los que yo más fallo a nivel personal. No hay que decirle al lector lo que los personajes sienten. Hay que hacer que lo sienta. Más cuando estamos interpretando a nuestros personajes. Cada acción junto con cada reacción a la hora de hablar puede significar un mundo de distancia.
Hay una frase de un escritor (lo siento pero recuerdo el nombre, diría que es Oscar Wild pero no estoy seguro y tengo miedo de equivocarme) la cual dice: “el autor es un mal necesario, lo realmente importante es la historia.” Bien, pues hagamos esto. Mostremos la historia. No la contemos, hagamos que las personas que nos leen vivan la historia de nuestros personajes.


6. No abuses de la variedad de etiquetas
Otro mal común que todos debemos mejorar es el de creer que el hecho de repetir la etiqueta “dijo” será algo perjudicial para nuestro diálogo. Así, el impulso inicial es el de sustituirla por todo un conjunto de términos más o menos expresivos: “gritó”, “exclamó”, “repitió”, “espetó”, “barruntó”… la lista es interminable. ¿Cuántas veces lo hemos hecho? Sed sinceros.
El caso es que el lector ya sabe que tenemos la necesidad de etiquetar las intervenciones de nuestros personajes de cuando en cuando, y obvia enseguida la palabra “dijo”. Es casi como si no la leyera. Si es algo que se suele obviar a la hora de leer, ¿por qué ponerlo?
Por otra parte, las intervenciones de los personajes que participan en un diálogo deben etiquetarse lo justo y necesario para que el lector sepa quién está hablando en cada momento. Evidentemente, habrá que etiquetarlas mucho más en una conversación a siete bandas que en un diálogo de dos personajes. 


7. Escribe frases cortas
Permitid que, como en ejemplos anteriores, pasemos a ver a la gente de la calle y a nuestros familiares y amigos. Nadie habla con largos monólogos que parece que nunca vayan a tener final. Bueno… tal vez los utilice ese amigo que sólo desea escucharse a sí mismo, pero lo normal es que hablemos en frases cortas. Y si estamos escribiendo la vida normal de unos personajes normales, no hay razón para obligarles a hacerles hablar con monólogos inacabables. Dejemos esas cosas para Shakespeare.
Una regla no escrita dice que debemos escribir un máximo de 12 palabras entre signos de puntuación.


8. Utiliza el diálogo para controlar el ritmo de la acción
Podemos dar un poco de velocidad a nuestro relato:
—¿Por fin te has dignado a  venir?
—Ya ves…
—Creí que no te vería más hasta fin de curso.
—He estado ocupado.
—¿Se puede saber en qué?
—En mis cosas.
—Supongo que eso es importante que sacar adelante el curso, ¿verdad?

O podemos ralentizarlo cuando queramos:

—¿Por fin te has dignado a  venir? —preguntó Nemesia cruzando los brazos y plantándose en el camino de Nemesio.
—Ya ves…
Nemesio clavó la mirada en el suelo y dio una patada a una pelusa invisible.
El silencio era denso, pesado. Tan incómodo que casi se había vuelto ya insoportable cuando Nemesia se atrevió a romperlo de nuevo.
—Creí que no te vería más hasta fin de curso.
Habían pasado más de tres meses desde la última visita de Nemesio a su consejera de estudios y todos los avances que habían conseguido se habían esfumado. Ahora era como si nunca hubiera existido.´

Aquí no hay una forma o incorrecta de hacerlo sino una velocidad distinta entre los dos diálogos. En el primero lo vemos como algo rápido en el que los Nemesios no dejan de hablar. El segundo, es mucho más lento en el que nuestros amigos usan las pausas para decir más de lo que dicen con palabras.


8 Consejos para escribir diálogos

Decidme, ¿os ha gustado esta clase de posts? Pueden ser interesantes. Al menos yo creo que lo pueden ser. Me gustaría saber vuestra opinión. También me gustaría saber si añadirías algún consejo más a la lista y, en ese caso, cuál sería. 

4 comentarios:

  1. Muy buen post,gracias por los consejos,los tendré en cuenta cuando tenga que escribir algún diálogo :)

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    1. Jajajajaja, me alegra mucho que te hayan gustado mis consejos y más todavía que los vayas a usar.

      ¡Un abrazo!

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  2. ¡Hola! Hacía mucho que no venía por acá. Me gusta la nueva sección, estas cosas siempre ayudan. No importa cuánto hayamos estado en esto de la escritura, siempre habrá cosas nuevas que aprender. De las cosas que has mencionado, creo que la que más debo esforzarme en evitar son las etiquetas y las frases largas.
    Buen post. Espero ver más, como consejos sobre creación de personajes fantásticos, por ejemplo.
    ¡Saludos!

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    1. ¡Qué buena idea! El próximo post para esta sección será la de consejos para crear nuevos personajes. ¡Me encanta! Puede ser muy interesante. A parte, que esto me sirve mucho de autocrítica. La mayoría de los "consejos" de este tema son cosas que debería aplicarme jajajaja. No solo lo de las etiquetas y las frases largas; yo fallo en todo jajajaja.
      Al final resulta que tengo buenas ideas a la hora de empezar nuevas secciones. Muchas gracias por tu comentario. No sé por qué, tenía la sensación que esta nueva sección no iba a gustar.

      ¡Un abrazo Cyn!

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