domingo, 18 de septiembre de 2022

Mi experiencia en el primer día de Cartagineses y Romanos

El viernes salí de fiesta y llegué a casa a las cinco y media de la madrugada, un hecho insólito en mí. Soy ese tipo de personas que pasa las noches de los viernes viendo una película, leyendo un libro o quedando con un grupo reducido de amigos para jugar a juegos de mesa. Pocas veces he salido de fiesta y creo que ésta ha sido la primera vez que he llegado a casa tan tarde. Supongo que a estas alturas os estaréis preguntando por mi edad. Tengo veintisiete años recién cumplidos, el día 9 de septiembre los cumplí, hace una semanita.

No me gusta la mayoría de bebidas alcohólicas; la cerveza está en una la lista de bebidas que no soporto. Puedo tolerar las bebidas más dulces. Este viernes me dieron de probar un coctel muy dulce de vino blanco y frutas que me gustó, sabía a piña. El ron con miel también me gusta y… deja de contar. Las bebidas con las que todo el mundo se emborracha no están hechas para mí. Tampoco me gusta la música que ponen en las discotecas. Todas suenan igual y hablan de lo mismo: “quiero triscarme a chicas y cuanto más mejor”. ¿Cómo la gente puede escuchar esas letras y no tirarse de los pelos? No lo entiendo. Curioso que las personas que más disfrutan de estas canciones son luego la que se la dan de feministas y que más luchan por las causas sociales. Como dijo Michael Ende: eso es otra historia y debe ser contada en otro momento.  Es momento de que os cuente MI historia, por qué salí, cómo me lo pasé y si lo repetiría la próxima vez. Os quiero hablar de:

 

MI EXPERIENCIA EN EL PRIMER DÍA DE CARTAGINESES Y ROMANOS

 

Cartagineses y Romanos es la fiesta mayor de Cartagena. Empezó este viernes día 16 de septiembre y finalizará el domingo 25. A lo largo de esta semana de fiestas, recrean la historia y batallas de Cartagena en la época de los romanos. Las calles están repletas de historia bélica, cosa que me APASIONA. Hay diferentes asociaciones, aquí se llaman tropas, y cada una recrea las costumbres de la milicia escogida: íberos, romanos, Tartesos…. El día 23 es el día grande. Todas las tropas se reúnen para recrear el momento en el que los romanos desembarcaron en Cartagena y las milicias del lugar les dieron palos de aquí a mañana. Eso tiene que ser bestial. Ya os contaré, si no es por aquí, por Twitter. Seguidme en Twitter: @Joel_Sarez

Desembarco de los Romanos en el Puerto de Cartagena

Nuestro día de autos se sitúa en el viernes 16 de septiembre. Quedé con unos amigos del trabajo que me hablaron maravillas de la fiesta. Estaban más emocionados de que viera la fiesta que el hecho de ir ellos a la fiesta. Venga, va, un día es un día. Me llevo muy bien con la gente de este grupo y no me importa ir a cualquier sitio donde me lleven. La idea fue ir a pasármelo bien.

La primera parada de la noche fue a un bar que solemos ir con frecuencia a tomar un algo. Pedí una Coca Cola y un “Croquetón”, una pedazo croqueta rellena de carne que está muy buena. El bar nos invitó a un cóctel de vino blanco y no sé qué al salir. Estaba muy bueno, sabía a piña. No tomé nada más en toda la noche. La idea es tomar el bar como punto de control, para reunirnos todos y partir de ahí.

A las once y pico de la noche dejamos el bar y nos fuimos a El Campamento. ¿Qué es eso? Mis amigos no me lo quisieron decir. ¡Ya lo verás! ¡Te va a gustar! ¡Cualquier cosa que te diga me quedaré corto! Venga, vamos.

No me acuerdo a qué hora llegamos a los campamentos, pero sí os puede garantizar que me quedé impresionado con la cantidad de campamentos diferentes que había. Los campamentos son algo así como los casales falleros, todos construidos uno al lado de otro y representados con los motivos de la milicia escogida. ¡Mola muchísimo! Se notaba que estaban construidos de manera artesanal: cartón y gomaespuma. Estaba rodeado de historia. Las personas de los campamentos estaban disfrazadas (a los cartagineses no les gusta que diga que se disfrazan, hay que decir que se visten) de la época. Vimos todos y, mentalmente, repase cada momento de la historia que representaba cada campamento. Leí los nombres de los dioses escritos en los letreros e hice de enciclopedia humana para quien quisiera oírme. ¿Sabíais que Tanit es la diosa de la sexualidad, la luna y la guerra en la mitología Ibérica? La trajeron los egipcios, aunque ellos la llamaban Baal. En España no tuvo mucho recorrido la Diosa. Su historia se quedó principalmente en Ibiza. Mis amigos no lo sabían ni tampoco sabían porque yo, un valenciano que nunca había pisado estas fiestas, conocía a la diosa Tanit.

Construcción de uno de los campamentos: el hondero 

Llegamos pronto, me dijeron mis amigos, aunque a mí no me parecía pronto. Así que fuimos a dar una vuelta por la feria para hacer tiempo. Una feria sin más, con sus atracciones, su música de feria y su olor a fritanga. Nada del otro mundo.

De nuevo al campamento, fuimos directos al campamento de los Iberos porque teníamos a un amigo dentro de la asociación que nos colaba. Lo disfrute como un niño. Dentro de los campamentos la gente no tiene demasiado en cuenta la historia. Vienen a beber y a divertirse. En este campamento, como es el más bestia, se escuchaba heavy metal, música que me gusta; en los otros, reggaetón cochino. Mientras mis amigos tomaban una cerveza, yo me quedé viendo a los íberos. Estaban dando la bienvenida a los nuevos integrantes de la tropa, por supuesto, con sus merecidas novatadas. Las novatadas consistían en juegos que se resumían en: bebe más cerveza. Señalé algunos anacronismos que me sacaron de mi fantasía como, por ejemplo, que uno de los novatos (los llamaban cachorros) se puso como nombre Jagger. ¿En serio? ¿En lugar de ponerse un nombre vikingo de la época coge una palabra alemana (significa cazador si no recuerdo mal) como nombre porque lo habrá escuchado en la serio del momento? Mis amigos bebían cerveza. Yo no tomé nada. Escuché música, vi algo nuevo para mí y participé en las conversaciones con mis amigos.

Íberos

De ahí fuimos a la tropa Caballería Lusitania. Este campamento era una carpa en la que sonaba reggaetón cochino que servía como after. Esta parte de la noche no la disfruté. Mis amigos bebían y bailaban. Yo no bailo, lo paso mal con la música a todo trapo por la migraña y no me apetecía beber, si tomaban algo, lo vomitaba. ¡Y eso que no había bebido nada! Es lo que tiene la música cochina, no puedo con ella. Me quedé a un lado viendo los trajes de los que estaban vestidos de milicias y a mis amigos bebiendo, observar a los borrachos es un pasatiempo de lo más divertido. Me hubiera gustado integrarme un poco más, bailar con ellos y hacer el ridículo como uno más; pero no podía hacerlo. Tenía la cabeza que parecía que me iba a estallar y me dolían las piernas de la caminata que habíamos dado. Otra vez será.

En este punto consideraba que ya había cumplido con mis objetivos: disfrutar con mis amigos y quedarme hasta tarde.

No os lo había dicho, pero los campamentos están, para ser exactos, a tomar por culo de mi casa. No fui el primer en abandonar. ¡Olé por mí! Terminé cuando mi grupo terminó. ¡Otro olé por mí! Y me lo pasé bien. ¡Super olé! Llegué a casa a las cinco y media de la madrugada. Me comí un plátano y me fui a la cama. Me levanté a las doce y media del mediodía. Desayuné, casi en seguida, al par de horas, me hice la comida, y me volví a tirar a la cama hasta las siete de la tarde. No podía apenas moverme de las agujetas y en mi cabeza seguía sonando… iba a decir el ritmo del reggaetón cochino, pero, para ser justos, la palabra correcto sería traqueteo del reggaetón cochino. El sábado fue un día perdido. Terminé una serie que dejé a la mitad y poco más.

¿Merece la pena salir una noche para perder el día siguiente? Una vez al año no hace daño. A mí no me gusta sentirme inútil, pero mira. Me propuse ir porque puede que no tenga otra oportunidad como esta. Planeo regresar a Valencia más pronto que tarde, si encuentro trabajo de lo mío, por supuesto.

Al final, por lo que vi, la fiesta Cartagineses y Romanos es como Las Fallas en Valencia: mucho monumento y mucha historia, pero las personas van a emborracharse. Toda escusa es buena para echar un trago; para los que les gusta echarse un trago.

Yo tengo otra forma de pasármelo bien. Sí que es verdad que es bueno que salga de mi hábitat de confort de vez en cuando; pero no volvería a repetir la experiencia hasta dentro de un tiempo, pienso yo. Comentaban mis amigos, que el jueves que viene querían repetir la fiesta ya que el viernes tenemos puente en la empresa. Con permiso, voy a pasar. Me quedaré a la cena porque es el cumpleaños de una chica del grupo y quiero cumplir, pero no iré me quedaré a la fiesta de después. 

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