La idea era buena, me sigue gustando, pero no funcionó como hubiera pensado. Debería haber invertido más tiempo y también habría estado bien tener una planificación bien estructurada con días, semanas e incluso meses, de ventaja. Lo reconozco, hice muchas cosas mal y hoy, aquí, vengo a sincerarme con todos vosotros. Este proyecto lo abandoné hace unos años, el nombre en clave que utilizaba para hablar de él era...
#ProyectoActor.
No se trataba de ningún relato, sino otro modo de contar una
historia, más interactivo. Os cuento la idea, os gustará. Nuestro protagonista
es (era) un actor que había fracasado en su propósito. Hacía pequeños encargos,
si le salía un anuncio de diez segundos en el que solo aparecieran sus manos ya
era una suerte. Contaba a través de un blog (Shakespeare ha muerto) y redes
sociales (que mantendré en secreto) sus experiencias en los castings,
entremezclados con pensamientos un poco pasados de rosca, turbios es la palabra.
Quizás reconozcáis en él ideas que todos hemos tenido alguna, llevadas a un
extremo intolerante, radical. Mi referencia, en este punto, es el asesino de la
película Seven. Nuestro actor es aquel que siente rechazo hacia una persona con
obesidad mórbida, por poner un ejemplo, y no siente ningún remordimiento a la
hora de expresarlo en público, es más, piensa que es normal que todos sintamos
ese asco. ¿Me seguís por dónde voy? No hablamos de ideales políticos, aunque
bien algún iluminado me puede decir que este actor es una persona de ultraderecha,
pero no es de esto de lo que quería hablar.
Nuestro actor interactuaría con gente real por redes
sociales. Los lectores del relato se convertirían a la larga en testigos y
personajes de la historia que quería contar, una historia de asesinatos.
Llegaría un momento de fortuna, un papel protagónico en una
productora americana. Productora de bajo presupuesto, por supuesto, no os vayáis
a pensar lo que no es. Grabarían la mayor parte de las escenas en un país de
Oriente Medio. El idioma se convertirá en una barrera en esta situación. Ahora
tenemos a una persona, ya de por sí enferma, en un país aislado en el que no
puede comunicarse con casi nadie. Veríamos un descendimiento a la locura, cada vez
más agudizado. Hasta el trágico punto que sería incapaz de distinguir la
realidad de la ficción. La película iba a estar inspirada en los mitos de Lovecraft
porque coincidió que en ese año me dio por leer a dicho autor.
Confesaría el asesinato, pero lo haría de tal manera que no
se sabría decir si era real o ficción lo que estaba contando. Hablaría de
monstruos, no solo los que creía ver en la calle, también los de la película. Pensad
que, en este momento, su único contacto real con personas cuerdas era en el
trabajo o en las redes sociales; en el primero interpretaba a un ocultista
maniaco y en el segundo expresaba sus fantasías macabras.
La idea me sigue gustando, sobre todo por la parte
interactiva. Claro, la gente se pensaría que el actor existiría de verdad,
podría sentirse engañada cuando se descubriese el pastel. Gente cercana a las
que les hablé del proyecto me dijo que tuviera cuidado con eso, que podría incluso
ser delictivo. No fue esos consejos los que hicieron que abandonase la idea,
sino el tedio. Había que invertirle muchas horas y, como dije, no tenía un plan
estructurado. Iba improvisando. Apenas escribí unos pocos posts que no tuvieron
visitas. La cuenta de twitter alcanzó unos veinte o treinta seguidores, no lo
recuerdo. Me faltó una mejor estructura.
Este no llegará a mucha gente, si sois diez personas las que me leéis y comentáis estaré contento. A vosotros os pregunto. ¿Os gustaría que retomásemos #ProyectoActor con la experiencia del fracaso a la espalda? A mí sí, algún día. Ahora con la llegada de las inteligencias artificiales nos puede dar más juego para crear un rostro y una voz que hagan parecer a nuestro personaje más real. El engaño, si queréis verlo de esta forma, sería más auténtico y el juego, muchísimo más divertido. Un tipo de terror que no se ha visto mucho, pero que sí que empieza a ser más común en habla inglesa, impulsado, por una parte, por la serie Black Mirror. ¿Qué me decís? ¿Lo hacemos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario